jueves, enero 11, 2007

... vivo así aquí, esperando, apático, culpable. Es el mes de marzo, luce el sol, se acerca el día de la fiesta nacional. Mirando por la ventanilla del tranvía en la Széna Tér, veo marchar a jóvenes que enarbolan la bandera con las franjas de Árpád, llevan ropa de camuflaje y botas negras y objetos similares a armas bajo el brazo, ¿Qué preparan? ....

Cerrados y excluyentes, carecen por completo del instinto más refinado de la receptividad, y cuando la cultura de una comunidad no es capaz de seguir el curso de la cultura mundial, se queda contemplando sin entender el abismo que se abre a sus pies y que se abre precisamente por ella, para que se arroje al precipicio.

"Yo, otro" de Imre Kertész ed. EL ACANTILADO pag.86 - 87

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